La educación en línea ¿un camino hacia la autoinstrucción?
Con el surgimiento de la educación en línea, se ha desarrollado una enorme cantidad de recursos informáticos de características distintas, que siempre reflejan las concepciones sobre el aprendizaje y la enseñanza de las que parten sus autores, es decir, denotan su base pedagógica. Las tareas que plantean, las maneras de organizarlas y la forma en que plantean la evaluación de lo realizado, dan cuenta de la concepción pedagógica a la que responden.
Gándara (2009). propone una clasificación de recursos para la educación en línea que va del nivel 0 al 5. Según el nivel al que corresponden, estos recursos son distintos entre sí en muchos aspectos, pero particularmente, por la posibilidad de interactividad con el usuario de que son capaces. Al nivel 0 corresponde lo que este autor llama “fotocopias en la red” que se trata de textos en pantalla sin otra posibilidad que la de avanzar o retroceder entre las páginas; mientras al nivel 5 corresponden estrategias mucho más complejas en las que partiendo de un trabajo individual privilegian, y sobre todo, posibilitan la construcción colectiva y el aprendizaje colaborativo.
El asunto de la interactividad es un elemento útil para ejemplificar la relación de las diversas formas de hacer educación en línea según esta clasificación y la concepción pedagógica que los fundamenta, un recurso del nivel 0 bien podría estar basado, aunque con muchas limitaciones, en una concepción conductista donde el principio es el estímulo–respuesta, mientras que un recurso del nivel 5 seguramente fue diseñado por autores de concepciones cercanas al constructivismo social, dada la gran importancia que este tipo de recursos le otorgan a la construcción colectiva de los aprendizajes.
A pesar del desarrollo de todas estas formas de la educación en línea y la influencia que en éste han tenido las concepciones pedagógicas más avanzadas, esta modalidad sigue “vendiéndose”, a menudo, exclusivamente como la posibilidad de instruirse por sí mismo. Si bien esta posibilidad existe, siempre que el recurso utilizado tenga un excelente diseño didáctico y que el estudiante muestre la autorregulación indispensable, desde nuestro punto de vista, la educación en línea no necesariamente llega a ser una modalidad de autoinstrucción.
Reconocer que el trabajo colaborativo es una estrategia inmejorable para lograr aprendizajes significativos, no implica que la autoinstrucción deba eliminarse y mucho menos, pensar que se pueden llegar a grados tales en lo que alguien llegue a determinado nivel de conocimiento, que sólo le reste la autoinstrucción como alternativa para continuar su aprendizaje. Es decir, la autoinstrucción puede resultar útil para la adquisición de conocimientos muy concretos y sin duda útiles para seguir aprendiendo, por ello no debe descartarse como si fuera algo inútil; pero dado el carácter social del aprendizaje y el carácter cualitativamente distinto del aprendizaje que se logra en comunidad, tampoco ocurre que se llegue a un espacio de autoinstrucción como única alternativa.
Según estas reflexiones, la educación en línea debe encaminarse hacia el aprendizaje colaborativo apoyado por la posibilidad de recurrir a la autoinstrucción.
Buscando una posibilidad de diversificar la autoinstrucción de manera que en cualquier momento un estudiante pueda recurrir a ella si considera que la requiere para adquirir un conocimiento específico, surgieron los Objetos de Aprendizaje que según la definición del Centro para la Excelencia en Enseñanza y Aprendizaje del Reino Unido son “...segmentos interactivos de e-learning, basados en la Web, diseñados para explicar un objetivo de aprendizaje aislado…..reducidos a un bajo nivel de granularidad para facilitar su reusabilidad en diferentes situaciones de enseñanza” (Gándara, 2009).
Los objetos de aprendizaje, entendidos así, tienen una gran potencialidad, siempre que se cumpla con todos los criterios técnicos, que los hacen pequeñas piezas de riguroso diseño instruccional, que se pueden “ensamblar” fácilmente con otros objetos de contenidos relacionados.
De esta manera, resultan útiles para la capacitación especialmente, pero podrían elaborarse para cualquier nivel educativo. Sin embargo, la única manera de que tengan esta relevante utilidad, es que se elaboren con base en rigurosos criterios técnicos y los estándares internacionales establecidos.
Finalmente, la elaboración de objetos de aprendizaje aún tiene poco desarrollo y, al menos en la actualidad representa una enorme inversión; asimismo, no hay todavía suficiente experiencia en su uso.
Referencias
Gándara, M. (2009) Sistemas 2009. Sesión 9 La promesa real de la educación es la posibilidad de aprender, aprender compartiendo. Recuperado el 19 de septiembre de 2009 de http://cecte.ilce.edu.mx/campus/file.php/58/sesion9/pres/sist_9.pdf
Chiappe, A., Segovia, Y., Rincón, H. (2007) Toward an instructional design model base don learning objects. Recuperado de http://cecte.ilce.edu.mx/campus/file.php/58/sesion9/lec_rec/andres_chiape.pdf